En la revista estadounidense de VOGUE de moda que se publica desde 1892. Generalmente ofrece reportajes de las marcas de moda más importantes, como Christian Dior, Prada, Chanel, Gucci, D&G, Valentino, Fendi y Givenchy, sin embargo, en otras ocasiones también comparten algunos artículos de opinión, y fue uno de estos lo que dio de qué hablar recientemente.
Con más de cien años de historia, evidentemente VOGUE ya tiene divisiones editoriales alrededor del mundo, y una de ellas es japonesa. Esta división publicó un artículo con motivo del Día Internacional de la Mujer, a celebrarse el próximo 8 de marzo, criticando el sexismo que persiste en la cultura japonesa y que “se transporta” al extranjero en la forma del manga y el anime.
El artículo es bastante extenso, pero podemos reducirlo si solo nos centramos en la sección que menciona a la industria del manga y el anime. El resto habla sobre la poca participación del sexo femenino en el gobierno en Japón y en otras posiciones de poder en el territorio. En fin, revisemos lo que nos reúne hoy:
«Es un hecho indiscutible que la cultura japonesa del anime y el manga goza de gran popularidad en el extranjero, pero hay un aspecto de la misma que preocupa mucho a los jóvenes estadounidenses. En abril de 2022, un anuncio a toda página del manga “Tawawa on Monday” apareció en la edición matutina del periódico Nihon Keizai Shimbun y se volvió controversial. Anime News Network, un popular sitio web de noticias para aficionados al anime, fue el primero en recoger la noticia en Estados Unidos».
«El artículo introducía un comentario de un responsable de la revista Young Magazine, que explicaba la intención del anuncio diciendo que el dibujo animado protagonizado por una chica de instituto con grandes pechos pretendía animar y disipar la ansiedad de los empleados de camino al trabajo. También citaba a Kae Ishikawa (石川雅恵), directora de la oficina de ONU Mujeres en Japón, que protestó contra esta ilustración».
«Ishikawa comentó: “Este anuncio solo refleja la visión masculina de ‘esto es lo que quiero que hagan las colegialas’ y da a las colegialas la idea de que ‘la única forma de satisfacer a los hombres es a través de la atracción sexual’. Al anunciar anime que muestra claramente a mujeres menores de edad como objetos sexuales masculinos, se corre el riesgo de promover estereotipos que imponen estos papeles a las mujeres“».
«Mientras tanto, la popularidad de la animación y el manga japoneses, con su alta calidad y amplia variedad de géneros, ha tomado al mundo por asalto, con la primera Japan Expo celebrada en París en el año 2000, y convenciones de anime celebradas en Estados Unidos y en toda Asia. En este contexto, Fair Planet, conocido por su periodismo sobre derechos humanos, afirma que “ahora que la popularidad del anime se ha extendido por todo el mundo, esto no es sólo un problema de Japón”».
«“En el manga y el anime japoneses, los personajes femeninos menores de edad son sexualizados, las mujeres con carrera se convierten en villanas y hay muchos temas sexistas, como las escenas de agresión sexual que se permiten como expresión de afecto“, explican. Además, citando un ejemplo de un estudio de 2017, afirmaba que “está claro que los mangas y el anime, que a menudo reflejan estereotipos de género muy arraigados, promueven percepciones sexistas en la población“. También señalan que la hipersexualización de los personajes femeninos en el anime y el manga japoneses ha contribuido al “fetichismo femenino asiático” por parte de Occidente».
«En 2014, Japón prohibió oficialmente la posesión de pornografía infantil. Posteriormente, la ONU pidió que se ampliara la prohibición para incluir el manga y el anime, pero el gobierno japonés no ha cumplido. Además, la ausencia de este tipo de normativa hace que, incluso ahora, aparezcan inesperadamente en las pantallas de los smartphones anuncios de dibujos animados con contenido sexual explícito. Los detractores argumentan que clasificar el manga y el anime como pornografía infantil vulnera la libertad de expresión de las personas, una cuestión que debe seguir debatiéndose».
Fuente: VOGUE